GUERRA FRIA
Cuando la Segunda Guerra Mundial llegaba a su fin en 1945, los líderes de las "tres grandes" potencias aliadas (Estados Unidos, la Unión Soviética y Gran Bretaña) se reunieron en Potsdam, Alemania, para acordar las condiciones que pondrían fin al conflicto más sangriento que el mundo haya visto jamás. Las grandes potencias dividieron Alemania en zonas de ocupación, reconocieron un gobierno respaldado por los soviéticos en Polonia y dividieron Vietnam, decisiones monumentales que dieron forma al orden mundial de la posguerra. Las conversaciones debían forjar una paz duradera, pero en 18 meses comenzó una Guerra Fría que duró más de cuatro décadas.
Uno de los momentos más importantes de Potsdam no se recogió en un memorándum ni se proclamó en una rueda de prensa. Al final de la conferencia, el presidente estadounidense Harry Truman se llevó a un lado al primer ministro soviético Joseph Stalin para compartir con él algunas noticias explosivas: Estados Unidos acababa de probar con éxito un arma de "fuerza destructiva inusual". Se trataba de un arma nuclear capaz de destruir ciudades enteras, el armamento más peligroso y poderoso que el mundo había visto jamás.
En pocas semanas, Estados Unidos utilizó la bomba atómica, fruto del Proyecto Manhattan que lideró J. Robert Oppenheimer, para forzar la rendición de Japón. Con un arma devastadora y probada en su arsenal, Estados Unidos tenía de repente la ventaja entre las potencias aliadas en la guerra.
Por su parte, Stalin ya había dado luz verde a un programa nuclear en 1943, y un año y medio después de los bombardeos en Japón, la Unión Soviética logró su primera reacción nuclear en cadena. En 1949, la U.R.S.S. probó el "First Lightening", su primer dispositivo nuclear. Lo que siguió fue una peligrosa lucha por la supremacía entre dos superpotencias, Estados Unidos y la URSS, que duró hasta el colapso de la Unión Soviética en 1991.
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